domingo, 24 de noviembre de 2013

JONÁS Y EL HÁMSTER

Jonás tiene trece años cuando, venciendo todos los miedos y presiones familiares, decidió invertir parte de sus ahorros en comprarse un hámster. Desde muy pequeño había soñado con la posibilidad de tener uno blanco y peludo pero la intransigencia de su abuelo-"mientras vivas en mi casa aquí no entra una rata de esas"- la habían hecho imposible. Inútilmente solicitó a los Reyes un ehemplar año tras año. En cada ocasión había esperado con el corazón contenido el amanecer del día mágico pero nunca encontró materializado junto a sus zapatos su más preciado deseo.
Por eso, cuando al fin lo tuvo entre sus manos, lo acarició con ternura. El roedor era pequeño, de piel sedosa y larga, canela y blanca. Tenía un hociquillo rosa y tibio y una mirada inquieta y oblicua. Lo bautizó con el nombre de Roldán, en honor a un conocido estafador que andaba huído, ya que su sino era permanecer siempre oculto para no ser descubierto por la mirada escrutadora del abuelo.
Cuando se quedaba sólo en casa Jonás sacaba a Roldán a pasear. Le hablaba quedamente y le obsequiaba con manjares frescos, variados, jugosos. El niño y el hámster iniciaron una entrañable amistad hecha de guiños cómplices, encuentros furtivos y conversaciones silenciosas. El riesgo constante de que un descuido provocase la desaparición de su amigo hacía el cariño más profundo.
Un día en qeu Jonás jugaba con Roldán los sorprendió el abuelo. El niño abrazó a su amigo y se le aceleró el corazón. Con ojos velados esperó la sentencia.
El abuelo, emocionado por el desvalimiento del niño y del hámster, dijo:
-Jonás, ¿quién te ha regalado ese jilguero?


Cuando se quiere a una persona se está dispuesta a renunciar a nuestras comodidades por satisfacer sus deseos pero... a veces, es prudente hacerse rogar.
Dijo Jesús: "Quién de vosotros, si su hijo pide pan, le dará una piedra? ¿O si pide pescado, le dará una serpiente? Pues, si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto no más vuestro Padre que está en los cielos se las dará a quienes se las pidan!"  Mt 7, 9-10

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